Tres videos sobre el montaje de "El aura"
Ensayos y Reflexiones /5

Tres videos sobre el montaje de El aura

El 1º de julio del 2020, Alejandro Carrillo Penovi fue invitado a incorporarse a la Academia de Hollywood, sumándose a nuestros socios Pablo Barbieri y Juan Carlos Macías. Y hoy, 15 de septiembre, se cumplen 15 años del estreno de “El aura” de Fabián Bielinsky, uno de los trabajos más destacados de nuestro socio como editor.
Es por eso que tenemos la doble excusa perfecta para devolver a la vida tres videos que nunca vieron la luz, fruto del esfuerzo colectivo y el afecto de nuestrxs socixs.

A continuación compartimos un texto que le propusimos escribir a Alejandro para acompañar la publicación.

   
Visibilizar editoras y editores. Hacer aparecer el inmenso y creativo mundo del arte del montaje, tantas veces condenado a la oscuridad y el silencio. Destacar el laburo, el amor y —sí— el drama de quienes nos sentamos ante las pantallas durante meses, para que más adelante quienes se sienten un rato a mirarlas queden conmovidos. Este fue desde siempre un objetivo primario de la SAE, parte central de lo que se suele llamar la “visión” y la “misión” de una organización. Y literalmente una preocupación para quienes hemos militado en su Comisión de Prensa y Difusión.

¿Cómo hacemos para hacernos visibles? Esa militancia nos demostró de entrada que es una tarea muy difícil, sobre todo si se quiere hacer bien: ¿cuántas películas sobre montajistas se han filmado? Casi cualquier otro rubro del audiovisual tiene representación cinematográfica —y no, “The Final Cut” no cuenta, eh—; si a la maquinaria de Hollywood no le sale, ¿qué le queda a nuestro pequeño motor?

En el año 2014 Marcela Truglio propuso en la “ComPrensa” hacer una serie de entrevistas en las que socixs de la SAE relataran los procesos creativos y dificultades que atravesaron durante el montaje de obras audiovisuales, como si estuvieran charlando en una isla de edición. Nos pareció genial, pero había que empezar con algún “conejillo de Indias” para probar el concepto. Y aquí necesito saltar diez años hacia atrás en el tiempo.

Corría el 2004. Tras un largo lustro editando casi exclusivamente cine publicitario, un milagro largamente esperado estaba ocurriendo: Fabián Bielinsky me convocaba para editar su segunda película, “El aura”. La primera, “Nueve reinas”, había marcado un hito en la historia del cine argentino cuatro años antes, superando el millón de espectadores y dejando azorada a la crítica. Bielinsky era una supernova en el cielo del cine nacional, y editar un largo de él era un sueño para cualquier montajista. En una reunión de amigxs, el querido Alejandro Brodersohn —que a esa altura ya tenía más de una docena de largos editados, con dos nominaciones y dos premios Cóndor en su haber— me había soltado un piropazo: “te quiero matar”. Mi entrada al mundo del largometraje no podía ser más afortunada, ni más dramática.

 

  
Uno o dos meses antes de filmar, Fabián me pidió una devolución del guión. Preso del entusiasmo le escribí todo lo que me vino a la cabeza. Cuando vi que iban ocho carillas y no había llegado ni a la página 20 del guión, frené de golpe por vergüenza y decoro, y le mandé el documento por mail. Un par de días después de recibir eso, Fabián me llamó para que nos reuniéramos en la productora, ahí en los lofts de Darwin. Estuvimos unas cinco horas conversando, solos los dos. De la película, de mi alocada devolución, y de algunas cosas más. En lo profundo de la charla Fabián me hizo una revelación: planeaba que “Nueve reinas” y “El aura” fueran las dos primeras obras de una trilogía conceptual, una trilogía sobre la esencia del arte del cine. “Nueve reinas” (me dijo) se construye sobre el tema de la puesta en escena; “El aura”, sobre el tema del punto de vista. “Y todavía no sé cuál será el tema de la tercera”, me confesó. O quizás, me desafió. Porque en ese momento de vacío se me vino a la mente una conclusión para su trilogía. Me recuerdo sonriéndole, como quien tiene la baraja ganadora, y sentenciando: “Pero Fabián… ¡es obvio cuál tiene que ser el tercer tema!”. Levanté las cejas: “¡El montaje...!”.

Fabián se quedó unos instantes en silencio, sopesando la idea, mientras a mí no se me borraba la sonrisa socarrona de la cara. Pensaba: ¿mirá si lo convenzo a Bielinsky de hacer un largo centrado en el concepto del montaje? Al menos no lo rechazó. Pasamos a otro tema. Terminó la reunión. Dos meses después filmó la película, y varios meses más tarde, el 15 de septiembre de 2005, hace 15 años, la estrenó. Al año siguiente la película arrasó con los premios Cóndor en casi todos los rubros, salvo uno: montaje. Ese Cóndor de Plata le correspondió, una vez más, a Ale Brodersohn por el laburazo que hizo en “Iluminados por el fuego” de Tristán Bauer. A la salida de la ceremonia, en el Gaumont, esperé a que el enjambre de periodistas se disipara y me le acerqué a Fabián. Le dije: “Está claro que te equivocaste de montajista”, a lo cual nos reímos los dos. Me invitó a cenar con Cristina, su mujer, a Chiquilín, ahí a un par de cuadras. Acaso para consolarme por ese pájaro en manos de mi tocayo, me regaló un halago insuperable (“yo le tiraba tomas y él me devolvía escenas”), y un abrazo lleno de reconocimiento y afecto. Fue la última vez que nos hablamos.

 

  
Hace algún tiempo le conté esta anécdota de la trilogía a uno de los mejores y más fieles amigos de Fabián: Martín Hodara. Coincidentemente fue en medio del montaje de su segunda película: “Nieve negra”. Cuando escuchó la historia, Martín también se sonrió. Y me contó que recordaba muy bien a Fabián hablando de su trilogía del cine, compuesta por una película para cada uno de los tres temas fundamentales del cine: la puesta en escena; el punto de vista; y el montaje.

Han pasado muchos años y no puedo dejar de preguntarme: ¿cómo hubiera sido esa tercera película que Fabián nunca llegó a filmar, o acaso a imaginar? ¿Qué exigencias hubiera implicado? ¿Qué fronteras habría atravesado? ¿Me hubiera vuelto a llamar? ¿Acaso importa? Cuánto cine se llevó adentro Fabián… y a la vez cuánto nos pudo dejar con apenas dos películas. Quince años y veintidós largos después de “El aura”, le sigo debiendo mi “pase” al largometraje mainstream, lo cual es casi decir mi carrera como editor. Lo extraño siempre.

 

  
Y ahora regreso a mayo de 2015 y a la idea de “ComPrensa”, en la cual además de Marcela se habían complotado Germán Cantore, Emiliano Fardaus, Martín Senderowicz, Ariel Ledesma Becerra y el “piloto de pruebas”, es decir, quien escribe. El objetivo era realizar el primero de una serie de videos para difundirlos en redes. A la serie le habíamos puesto como nombre tentativo “JKL”.  La película a navegar en el piloto sería “El aura”. Tomamos tres secuencias —las dos auras y la muerte de Dietrich— y las analizamos “en vivo”, haciéndolas correr en un Final Cut Pro, y analizándolas desde el punto de vista del montaje. El resultado fueron tres videos, que por diversas y olvidadas razones nunca llegaron a publicarse. Hasta hoy: hace poco Vanesa Ferrario los descubrió, y le pareció que valía la pena darlos a conocer, y qué mejor ocasión que al celebrarse los 15 años del estreno de la película. Y volvimos a verlos, con el cariño de los buenos recuerdos. Y a todxs lxs involucradxs nos pareció que sí, que la idea seguía viva, y que era un lindo modo de homenajear, con esta humilde trilogía analítica, aquella grandiosa que proyectó, y casi concluyó, ese extraordinario director al que yo le decía simplemente Fabi.

Alejandro Carrillo Penovi (SAE)


Producción de los videos: Marcela Truglio, Germán Cantore, Emiliano Fardaus, Martín Senderowicz, Ariel Ledesma Becerra.
Edición: Marcela Truglio, con colaboración de Germán Cantore.
Color: Juan Manuel Casolati.

15 de septiembre de 2020

Notas Relacionadas

Guionar en el montaje: el caso de "Ser y tener" (Primera parte)
Guionar en el montaje: el caso de "Ser y tener" (Primera parte)
Ensayos y reflexiones /2

Guionar en el montaje: el caso de Ser y tener (Primera parte) ¹

Guionar en el montaje: el caso de "Ser y tener" (Segunda parte)
Guionar en el montaje: el caso de "Ser y tener" (Segunda parte)
Ensayos y reflexiones /3

Guionar en el montaje: el caso de Ser y tener (Segunda parte) ¹

"De profesión, montajista", por Julio di Risio
"De profesión, montajista", por Julio di Risio
Ensayos y Reflexiones /4

De profesión, montajista, por Julio di Risio

Miguel Pérez, Sun Tzu y el sueño del editor guerrero
Miguel Pérez, Sun Tzu y el sueño del editor guerrero
Ensayos y reflexiones /1

Miguel Pérez, Sun Tzu y el sueño del editor guerrero