Pariendo el montaje socrático (o releyendo a Crittenden)
El libro Manual de edición cinematográfica de Roger Crittenden fue escrito a principios de los 80's y a mi modesto entender, no ha tenido la repercusión que se merece. Quizás fue un poco porque hacía una introducción que para algunos era demasiado larga (a mi juicio, extremadamente breve) de la historia del montaje o quizás otro poco porque en su última parte se dedicaba a hablar de una tecnología que comenzaba a ponerse fuera de onda: la Moviola. Sin embargo, éste fue uno de los libros que más me impactó en mi época de estudiante. Época sin lugar a dudas plagada de preguntas y donde uno andaba buscando respuestas a tontas y a locas (mis maestras y mis compañeras de curso para empezar).
Allí es donde me topé con este libro y más exactamente con un par de capítulos donde Crittenden hacía algo que hasta ese momento jamás había visto: en vez de darnos las respuestas, nos sugería preguntas. Sí. En vez de darnos todo servido (o rumiado como decía el documentalista cubano Santiago Álvarez) nos comentaba cuáles eran las preguntas que él se hacía al comenzar cada trabajo. Este recurso conocido como el método socrático, permite deducir algo a partir de ir haciendo preguntas sobre un determinado tema.
[Pequeña desviación hacia una subtrama]
A mediados de los 90's, en uno de los tantos disparates que pronunció a lo largo de toda su vida, el entonces presidente Carlos Saúl Menem dijo que en las vacaciones estaba “leyendo a Sócrates”. El chiste de que no existan obras de Sócrates y que se conozcan solamente a través de los diálogos que escribió Platón, se vio reforzado al año siguiente cuando al ser consultado sobre qué iba a leer estas vacaciones dijo “esta vez no me van a agarrar, llevo una novela de Borges”. Hasta el día de hoy, salvo que aparezca algún escrito póstumo, Borges nunca publicó una novela. Pero volvamos a lo nuestro.
En realidad, el método que utiliza Crittenden no se relaciona tanto con el método socrático en sí mismo, sino con otro de los métodos del gran filósofo griego: la mayéutica (del griego “dar a luz”). La diferencia básica entre estos métodos es que el diálogo socrático (también conocido como "ironía socrática") es un método de demostración lógica en la búsqueda de nuevas ideas o conceptos subyacentes en la información y la mayeútica parte de la idea que el conocimiento se encuentra latente en la conciencia humana y que es necesario hacerlo nacer, parirlo (partera = mayéutica). O sea: el primero busca la verdad en la información que se maneja y el segundo la busca dentro del propio “alumno”.
Todo este largo prólogo es quizás para explicar(me) el por qué me gustan tanto esos capítulos. La respuesta es fácil: porque me obligaron a pensar sobre lo que estaba haciendo.
Sin más prolegómenos, adelante don Roger...
RAZONAMIENTOS POSITIVOS: ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS DE DESARROLLO DRAMÁTICO
Es fundamental que la decisión para hacer cortes se base en razonamientos positivos. Al intentar trabajar y respetar el desarrollo dramático en la edición, se deben observar los siguientes elementos:
1) ¿El público debe identificarse con determinado personaje o participar sólo como observador?
Roger Crittenden
2) ¿Existe un personaje dominante; se transfiere este carácter dominante en la escena?
3) ¿El diálogo tienen una función narrativa, o sólo está como complemento, es decir, ajeno al drama verdadero de la escena?
4) ¿Los silencios son realmente elocuentes?
5) ¿En qué medida los movimientos de cámara y/o de los actores ayudan a la escena?
6) ¿La escena puede llevarse con tomas abiertas o resultan esenciales los acercamientos?
7) ¿Si hacemos corte a un acercamiento, ésto nos permite volvernos a abrir?
8) ¿Hay detalles significativos que se necesiten destacar?
9) ¿Necesitamos explicar una reacción?
10) ¿Existe un momento en la escena en que se necesita un corte brusco para así intensificar el drama?
11) ¿La escena tiene un clímax natural?
12) ¿Qué otros elementos además de los personajes son importantes?
13) ¿Además del diálogo, hay algunos sonidos que sean significativos?
14) ¿Qué función cumple la escena?
15) ¿Cómo se adapta la escena al filme en su conjunto?
Podríamos comentar muchos otros capítulos del este maravillo libro como la ya mencionada Historia del Montaje o los consejos para que un rodaje de buenos resultados, pero por cuestiones de extensión vamos a dejar aquí.
Lamentablemente no lo he visto en librerías, pero seguro que está en alguna biblioteca o algún amigo lo tiene. Búsquenlo, van a pasar un buen rato.
Roger Crittenden vive y sigue dando clases y cursos (y editando) por todo el mundo. Hizo un libro de entrevistas a montajistas europeos que aún no tiene traducción al castellano. Sigue trabajando y pensando en montaje.
Como he dicho más de una vez, si quisiéramos encontrar diferencias entre un editor de sociales y un alumno de montaje de cualquier escuela, veríamos algo muy interesante. En términos de práctica, de horas de trabajo sobre una isla de edición, el primero tiene muchísima más experiencia que el segundo. La gran diferencia es que el editor debe reflexionar sobre lo que hace. ¿Por qué lo hago así? ¿Qué pasa si lo hago distinto? ¿qué gano y qué pierdo en términos dramáticos/narrativos/rítmicos haciéndolo de otra forma?
La práctica de cualquier oficio sin una reflexión seria sobre lo que se hace, nos transforma en autómatas. O como se suele decir en nuestro oficio: “pegaplanos”.
Jean Renoir decía: “Si sus películas o su jardinería son buenas, es porque usted practica el arte de la jardinería o el arte del cine: es usted un artista. El arte no es un oficio; es el modo como se practica un oficio”.
Ah, me olvida… Editar viene del latín y significa “dar a luz”.
Dar a luz. Hágase la luz. Lumiere. Pasen y vean.