Lea y Mira, por Ernesto Felder (SAE)
Cuando Poli, la directora, me comentó que había grabado un material sobre dos mujeres sobrevivientes de Auschwitz y me propuso editarlo, sentí que me sería muy difícil considerar los testimonios de Lea y Mira como "material de trabajo", y tomar la distancia necesaria como para clasificarlo, jerarquizarlo, cortarlo... Es decir, editarlo. A lo doloroso que es escuchar y ver esos testimonios, se suma la historia de mi familia: Mis abuelos paternos vinieron desde Polonia pocos años antes de la ocupación alemana. La mayor parte de la familia quedó allá y fueron exterminados por los nazis. Mi padre, por eso, no conoció a sus abuelos ni a muchos de sus tíos y primos.
Entonces me ofrecí a hacer una colaboración limitada: mientras ella fuera editando, yo vería de vez en cuando el armado para hacerle devoluciones de estructura.
Así comenzamos, pero al poco tiempo y casi sin darme cuenta, me encontré involucrado de lleno en el proyecto, mirando el material crudo y editando la película junto a la directora. Fue un trabajo arduo pero estoy muy satisfecho de haberlo hecho.Se trata de un documental de entrevistas hechas con mucha sensibilidad y cuidado, y a la vez muy profundas. Lea y Mira relatan lo vivido antes, durante y después del horror, hasta el día de hoy. También reflexionan sobre la amistad que las une, la pasión por la lectura y el arte, entre otras cosas.
Entonces el desafío era generar un orden temático, mantener el orden cronológico de los hechos narrados (sabio consejo de mi maestro Miguel Pérez para esta película), y lograr una progresión dramática y emocional. Tres objetivos de dificultad variable, pero especialmente difíciles de combinar.No todos los sobrevivientes del Holocausto quisieron volver a hablar del tema. Pero el hacerlo, en este caso, responde a un decisión consciente y con un fin específico: dejar testimonio de lo vivido a las generaciones siguientes para que no se repita.
Ernesto Felder
En este mundo actual –y en este país– donde el racismo y el negacionismo están a la orden del día, esta pequeña película es, desde mi punto de vista, de vital importancia. Y si bien es dolorosa de ver, su saldo es claramente positivo, allí donde el horror es superado por la fuerza de la vida.