Ínsula, por Ariel Ledesma Becerra (SAE)
Cuando María Onis me propuso editar su primer largo me encontré de frente con varios desafíos. El primero de todos, el de editar mi primer largo. Aunque, buscavidas de esta industria cultural, edité, postproduje, guioné y produje material audiovisual en cuanto formato, género y duración se encuentre bajo el cielo, nunca había montado un largometraje.
Así y todo, ante semejante desafío, no pude evitar agregar algunos menores a lo largo del proceso. María es una persona a la que le calza el mote de multifacética como un guante: hace música, hace dirección de arte, hace guión, hace y hace y hace, gestando y gestionando sus propios proyectos con una autonomía en el uso de herramientas mayor que la usual. Por eso cuando me convoca ya tenía un armado en Premiere de dos horas y media de la película de acuerdo a la cronología del guión. Una vez vista esa versión y asumido el compromiso (con la esperanza de no romper nada en el proceso), antes que nada pienso y propongo una metodología de trabajo:
- usar FCPX, que es mi “weapon of choice” en estos días y me ha dado muy buenos resultados con formatos cortos (el desafío: usarlo en un formato no tan usual para el soft y nada usual para mí), del que me pareció fundamental su lógica de base de datos para ordenar un material tan diverso como el de esta película (y así se lo vendí a la directora, que compró con cierto recelo porque la alejaba de su conocido Premiere);
- concatenado con lo anterior, en lugar de trasladar el proyecto existente de Premiere a FCPX, volver a sincronizar todo el material y hacer una selección propia de favoritos (para familiarizarme con todo lo filmado);
- finalmente, hacer una versión de la película sin mirar el guión o el armado anterior, para generar una suerte de extrañamiento en la relación de la directora con un relato que a esa altura había rumiado mucho (además de funcionar como un ejercicio de aplicación de los pasos anteriores para mí).Llegamos a ese punto con bastante éxito y a partir de ahí procedimos a editar escena por escena, ya sí comparando mis decisiones con las de María y con la colaboración activa de Laura Amdan, la productora, en cada visionado y versión. En esta etapa creo que conseguimos un acuerdo en cuanto al tono de la película y también que ese tono realmente se plasmara en lo que estábamos haciendo.
El siguiente paso fue estructural. Probamos diversas estructuras, aprovechando la facilidad que tiene el Final para eso, seguimos afinando las escenas, y también buscamos feedback externo, que sirvió muchísimo para entender qué funcionaba y qué no en algunas de las decisiones que tomamos.
Con material de ficción, documental y de falso documental había senderos posibles bifurcándose a cada paso en lo formal y en el contenido. En el resultado final creo ver muchos de los objetivos que nos propusimos dentro de ese bosque de opciones, sobre todo en cuanto al tono y al subtexto, y eso, además de la concreción de algo nuevo para mí, es lo que más me alegra de este trabajo.
Ariel Ledesma Becerra