Chaco, por Marcela Truglio (SAE)
"Chaco" es una película que atraviesa diferentes matanzas sufridas por los pueblos originarios en el territorio del Gran Chaco, desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días. Es un documental que, sin entrevistas y con una estructura coral, relata la historia de cinco personajes de diferentes comunidades de esa vasta zona.
La idea original comenzó a rondar en la cabeza de Ulises de la Orden allá por 2010, mientras filmaba en el sur de Argentina sobre la Conquista del desierto. Originalmente era un proyecto que planeaba editar con Germán Cantore, pero la falta de disponibilidad de ambos llevó a que Ulises convocara a dos jóvenes talentosísimos como Ignacio Ragone y Juan Fernández Gebauer para que llevaran adelante el proceso de investigación, rodaje y edición, y finalmente me convocaran a mí para compaginarla.
Comencé el trabajo de montaje una vez que el asistente (Juanchi Menchaca) hubo sincronizado las cámaras y subtitulado el material, ya que varias escenas de charlas grupales fueron filmadas con dos cámaras y la mayor parte del mismo está hablado en las lenguas nativas de los personajes: qom, pilagá, wichi y moqoit.
Mi primer acercamiento con la película fue visual. Si bien no tenía en claro de qué se iba a tratar, me enamoré de la poesía de los planos, de la fotografía, de los colores. Una vez terminado el visionado, comencé a probar cortes y ritmos de algunas escenas de viaje o introducción de personajes, porque necesitaba jugar un poco con el material para imaginarme la cadencia de la película. "Chaco" es un documental con una puesta cercana a la ficción, casi no tiene cámara en mano aunque tampoco finge situaciones ni hace actuar a los personajes. En ese sentido, el montaje debía acompañar la observación, pero sin transformarse en un relato cansino o aburrido. La riqueza del material, las escenas con muchos personajes y la multiplicidad de historias que permitían el cambio de clima y de tema, colaboraron en lograr el ritmo buscado.
A la hora de armar el relato, encaramos las escenas aleatoriamente, trabajándolas como unidades dramáticas aisladas. Hicimos primeros recortes de contenido donde todavía estaban largas y, en los casos en que el material lo permitía -por ejemplo en escenas de asambleas donde se trataban varios temas-, llegamos a tener tres o cuatro recortes temáticos posibles de los que luego elegiríamos uno, en función de la ubicación que tuviera esa escena en la estructura.
Todo ese proceso fue junto a los directores, discutiendo y pensando cada paso del relato. El foco siempre estuvo puesto en la mirada con la que tratábamos los temas, haciéndonos cargo de nuestra mirada "winka" (blanca) pero con el mayor respeto posible hacia la cultura y sabiduría originaria. En ese sentido, la inclusión de una voz en idioma qom, para profundizar y narrar algunas partes de la historia, fue una decisión muy meditada: ¿Estamos visibilizando la voz de quienes están silenciados o estamos hablando por ellos?
Como suele hacerse en las películas corales, primero estructuramos las líneas narrativas de cada personaje por separado y luego fuimos probando, con tarjetas escritas, diferentes estructuras del cruce de las líneas. En este proceso colaboró Germán Cantore (SAE), con su "lema" que podría reducir en: un inicio interesante, que las escenas vayan creciendo en dramatismo, lo más fuerte al final.
Las diferentes interrupciones que sufrió el montaje, principalmente esperando la posible inclusión a la trama del personaje de Félix Díaz, hizo que el mismo se extendiera por más de un año.
Desde el cierre de la edición hasta ahora, la película circuló durante dos años por diferentes festivales en los que cosechó diversos premios (como los de Mejor Película en el Oaxaca Film Fest y en el Festival Delle Terre de Roma, además de los Premios a Mejor Montaje en el Festival de Cine de las Alturas y el Festival Audiovisual de Bariloche, entre otros); los directores volvieron al lugar de filmación para proyectarla con las comunidades y fueron hostigados por Gendarmería; Melitón Domínguez, Pedro Valquinta y Mario Vega, quienes brindaron su testimonio para el documental, murieron. El desamparo, la persecución y el reclamo de las comunidades para recuperar su territorio ancestral, sigue intacto.
Marcela Truglio