Miedo, un cortometraje realizado en cuarentena por nuestro socio Andrés Ciambotti
Nuestro socio Andrés Ciambotti ha realizado este tributo a Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia basado en su obra "Miedo". Está narrado por el escritor de ciencia ficción José Manuel López Gómez.
“Miedo” es una idea de Alberto Breccia escrita por Héctor Germán Oesterheld, publicada por primera vez en 1975 en la revista de cómic Linus y luego en el libro de 1978 titulado “Breccia Negro”. Ya nos lo advierten en su prólogo, que Breccia “descompone el relato historietístico y lo lleva, exasperadamente, hasta el límite de sus potencialidades expresivas, enfrentándolo con los códigos de montaje cinematográfico, transportándolo a esa zona, incestuosa en que la historieta y el cine se emparentan nutriéndose recíprocamente”. Algunos creen que las ficciones están diseñadas para contarle algo a alguien, para comunicar y para despertar sentimientos; que tienen un significado y que ilustran alguna moral o filosofía propugnada por el autor. El tema quedaría reflejado en el resultado de los acontecimientos, afectando las emociones del público. El miedo está en la historia de la humanidad desde la época de las cavernas y para algunos no es un tema agradable, ya que prefieren mensajes más esperanzadores (que nos ayuden a crecer, alegrarnos o fantasear con un futuro más colorido y sin tanta oscuridad). Pero muchos universos de Oesterheld y Breccia suceden en las tinieblas, con personajes cuyas personalidades han marcado a varias generaciones y permanecen en la memoria colectiva.
Si delineamos un perfil de héroe oesterheliano, desde su vida cotidiana –ante el peligro– se impone al miedo primero; Oesterheld alguna vez dijo que “la angustia tiene siempre argumentos más poderosos” y supo escribir historias donde la calidad de héroe se da, no por una cualidad superior –innata o adquirida–, sino por la voluntad que se impone al miedo (citando a Felipe Ricardo Avila, quizás ese sea su auténtico valor). Breccia, por el otro lado, mencionó que “la idea de la muerte comienza a aparecer a medida que uno envejece, y se va acrecentando. Pero llega un punto, que es en el que estoy ahora, en que se transforma en algo cotidiano y uno comienza a convivir con ella”. El miedo es un tema bastante complejo, ya que todos tenemos diferentes temores, pero es necesario tratar de que no se conviertan en pánico. La historia de Miedo muestra cómo la mente tiene mucho que ver con eso, como algunos delirios de nuestros pensamientos durante un estado de pánico nos hablan de una especie de invasión emocional. Muchas veces nos dejamos manejar por nuestras emociones, sin razonar nuestras acciones. A partir del miedo, la idea de una invasión mental se puede disparar en mil caminos diferentes, parecemos sus esclavos y nos autosaboteamos. Pero aquí el protagonista se toma “descansos reflexivos”, que le permiten enfrentar y sobrevivir aquella situación de peligro. Se puede entender la realidad y rehuirla atemorizado, permaneciendo inactivo; o se puede enfrentarla. En este caso, los ruidos no provenían de su imaginación, sino que la amenaza era real.
Estamos aislados y atravesando nuestros propios descansos reflexivos, poniéndonos a prueba con estas situaciones de incertidumbre en donde el miedo se ha convertido en algo irracional. Aún en este presente de excesiva comunicación, parecemos avanzar ciegamente hacia una época de incomunicación. En vísperas del cumpleaños de Breccia, elegí hacer este tributo hace unos días, ya que representa la rutina cotidiana de un personaje común, interrumpida por un enemigo que lo obliga a enfrentar una situación límite que jamás imaginó (sin elegirla ni esperarla). Mis escaneos no son de la mejor calidad, ni llegan a la pureza del detalle que trabajaba Breccia, pero sirvieron lo suficiente como para armar un ejercicio de montaje. Le pedí a un amigo, José Manuel López Gómez, que lo narrara (y se ha tomado el trabajo de encerrarse en el auto de su hijo y pasármelo por audio de WhatsApp). Él es un escritor de ciencia ficción de 78 años, cuyo cuento “Apocalipsis III” ha ganado en 1984 el primer premio del Concurso Nacional e Internacional de Cuentos de CF y Fantasía –curiosamente en homenaje a H.G. Oesterheld–. En 1990 lo convocaron para participar del libro de antología “Lo mejor de la ciencia ficción argentina”, en el que también escribió Bioy Casares. Tres años más tarde, el cuento Apocalipsis III se transforma en capítulo para su novela de ciencia ficción “Jesucristo en Plaza de Mayo” (una sombría mirada sobre el futuro, ahora más contemporánea que nunca). Quiero agradecer su gentileza y dedicación (poniéndole un gran estilo a su interpretación) y a la SAE por sus actividades de difusión (tanto de este contenido, como de su usual información). Podríamos decir que la moraleja de esta historia quiere recordarnos a confiar en nuestras entrañas, o en las palabras de Heller, “aunque seas un paranoico, no significa que no haya alguien tras de ti”.
15 de abril de 2020… Ya empiezan a sonar como fechas del futuro...
Andrés Ciambotti