Finalizó la segunda edición del curso Sonido para editores audiovisuales, dictado por Carlos Abbate
Durante los dos primeros sábados de abril, se desarrolló la segunda edición del curso Sonido para editores audiovisuales, dictado por Carlos Abbate y organizado por la Comisión de Cultura y Desarrollo Profesional de la SAE.
Centrándose en la faceta expresiva del trabajo de sonido de una película, pero sin dejar de lado los aspectos técnicos, Abbate desarrolló su visión sobre el sonido directo, su importancia y sus limitaciones, destacándolo como una instancia más de diseño y decisión.
A través de ejemplos de diseño sonoro que estuvieron a su cargo y también de otros films célebres, Abbate se explayó sobre los intercambios de material entre las áreas de Montaje y Sonido e incentivó a los editores a proponer ellos mismos soluciones creativas y a estrechar lazos colaborativos con los sonidistas. Y a su vez, los estimuló a mejorar sus condiciones de escucha en las islas con recursos accesibles, a sensibilizarse en la percepción del mundo sonoro que nos rodea y a involucrarse humanamente con cada proyecto, haciéndolos conscientes de su rol clave en la cadena creativa del sonido.
En su defensa de la profesión como artesanía, Abbate acercó a los jóvenes editores una concepción del quehacer cinematográfico que seguro muchos de ellos ya están haciendo propia.
Daniela Benedetti, socia adherente de la SAE presente en el curso, resume la experiencia en pocas palabras:
Categorizar sonidos; prestar atención a lo que oímos; ser conscientes de lo que suena, de cómo suena y cuándo suena; sentir el silencio; la importancia del sonido como narrador y el rol del editor en el camino de la postproducción de sonido. Éstos son algunos de los temas que trató Carlos Abbate en el curso, temas a los que les imprimió su mirada y su pasión por esta profesión.
Una de mis partes favoritas del curso fue la visualización de los fragmentos de películas que eligió Carlos para ejemplificar los temas. Fueron escenas conocidas, probablemente vistas por la mayoría de los asistentes al curso, pero analizadas desde otro lado. Un lado que no se ve pero que nos hace sentir, nos conecta, le da vida a las imágenes, nos mete en el relato y nos lleva donde la película necesita que estemos.
Haber tenido la posibilidad de aprender sobre sonido con una persona de la trayectoria y la experiencia de Carlos fue una oportunidad increíble. Nos contagió todo su amor por esta profesión y, con ayuda de anécdotas y consejos, nos llevó a entender la profesión como un arte.
Daniela Benedetti