El legado, por Nicolás Fedor Sulcic
En una de mis primeras sumergidas por los archivos de Cinesur, veo en lo alto de una estantería una caja con el rótulo: “Actualización Política y Doctrinaria para la Toma del Poder”. Pino me pide si le hacía el favor de bajarla porque era muy pesada. Se sienta, revisa meticulosamente su contenido y de golpe se pone a arrancar etiquetas y a escribir las latas.
Me dio un paro cardíaco, pero luego entendí que era su material y estaba trabajando con él. Y me comenta: “Quiero mostrar al Perón que conocí, más humano, y no al de bronce. Hay que bajarlo de ahí”.
“El Legado” es una memoria personal de Pino sobre los seis meses extraordinarios que vivió mientras filmaban junto a Getino y Vallejo la larga entrevista a Juan Domingo Perón en Puerta de Hierro.
Registraron muchísimo material extra y detrás de cámara, pero durante la dictadura todo ese material se perdió. Todo, excepto una caja de zapatos que Pino guardó debajo de su cama por 40 años.
Su interior estaba lleno de cassettes de audio con decenas de horas de las charlas informales y de trabajo que tuvieron con Perón durante esos meses. Metódicamente se grababan las conversaciones para usarlas como referencias e indicaciones en la escritura del guión. Como el grabador siempre estaba encendido, hay registros de todo tipo.
Desde lo que hablan detrás de escena organizando el rodaje hasta confesiones íntimas, personales y muy dolorosas. Charlas filosóficas y políticas de todo tipo. Situaciones cotidianas o divertidas y otras más oscuras, como cuando ocurrió la pelea con López Rega por el control del material.
Tres grandísimos “Popes” formaron parte del montaje de esta película a lo largo de tres años: Liliana Nadal (SAE), Alberto Ponce (SAE) y Juan Carlos Macías (SAE - EDA). Marcelo Martínez y yo hicimos de puente entre ellos.
Este trabajo de a saltos permitió filmar e ir a la vez editando, de forma colaborativa y a través del tiempo, hasta encontrar la forma final de la película.
El desafío, por supuesto, fue integrar esos magníficos audios con las poquísimas fotos que quedaban de aquel rodaje, las escasas imágenes de la quinta Puerta de Hierro y el archivo histórico de las crónicas de la época (el cual, afortunadamente, abunda).
También faltaba el escenario para el presente, ya que Puerta de Hierro fue demolida. Pino decidió entonces filmar en San Vicente, quinta que Perón construyó en 1946 y es muy parecida a la española, conteniendo incluso los muebles que trajo a su regreso de Madrid. Allí también se encuentran sus restos, un museo del peronismo y una estación donde se conserva el tren presidencial.
Dichos espacios ayudaron al soporte y unidad visual para lograr que este collage de documentos históricos se fusione naturalmente con la vida privada de Perón.