El hilo rojo, por Alberto Ponce (SAE)
Repetir trabajo con el mismo director es siempre un motivo de alegría. Por un lado nos confirma que valoran nuestro aporte y por otro –no menos importante– nos dice que el proceso fue lo suficientemente “suave” como para reincidir, je...
Y si esa fiesta la hacemos con menos de un año de diferencia, la felicidad es total.
Trabajar con Daniela Goggi es un desafío intelectual porque no para de generar ideas y de poner en crisis sus propios planteamientos (y los de la película toda). Esto me obligaba a replantear mis opciones y generar nuevas soluciones para nuevos problemas. La particularidad de esta película fue que primero se filmó todo lo que sucede en Argentina y Chile –que correspondían al Primer y Tercer Acto de la narración y que fui editando en paralelo– y luego se detuvo el rodaje para preproducir el segmento que transcurre en Colombia y que cubría el Segundo Acto. Fue allí donde concluyó la filmación, y luego incorporamos ese material a lo ya editado.
Resultó muy difícil darle un ritmo general al primer y tercer acto desconociendo con qué material nos encontraríamos para el segundo, porque sabíamos la influencia decisiva que éste produce en el desenlace del relato. Mientras se preproducía la parte colombiana, trabajamos dos semanas con Daniela y dejamos un segundo armado de esas dos partes, intuyendo que iban a sufrir serias modificaciones.
Cuando se colocó la parte central, para nuestra sorpresa, vimos que la parte colombiana fluía perfectamente y que lo que más necesitaba trabajo era el tercer acto, que se hacía muy monótono y con demasiadas peripecias, lo que quitaba mucho interés en el relato.
Una vez que tuvimos el tercer acto ajustado como queríamos, volvimos sobre el primer acto, que ahora se nos hacía lento. Este juego de ir y venir sobre las escenas, cortando un plano, una frase o a veces sólo una palabra dentro de un diálogo, fue un trabajo sumamente divertido, minucioso y agotador que se realizó en apenas cuatro semanas gracias a la capacidad de trabajo y de decisión de la directora.
Un gran ejemplo de cómo las partes y el todo se modifican continuamente entre sí y nos van guiando el montaje.
Alberto Ponce